Conviértete en el cielo

Creo que una parte intrínseca al ser humano es su capacidad de soñar. La necesidad de trascender, de lograr una meta forma parte de nuestra naturaleza, y  es precisamente el cumplimiento o no de ese objetivo lo que muchas veces determina  cómo nos sentimos en la vida, pues hagamos lo que hagamos la semilla de nuestro deseo está allí, recordándonos ese que tanto anhelamos.

Pero, ¿Cuántos hemos pensado que ese sueño tan grande es imposible? Y en lugar de saltar por ellos construimos una vida en paralelo? o creamos nosotros mismos una cúpula donde nos protegemos para no recordar aquel hermoso sueño. ¿Qué tal un trabajo estable? ¿una vida llena de actividades que si bien no son lo que nos apasiona nos permiten tener cierta tranquilad, y recalco el cierta tranquilidad como si fuera una grieta que nos recuerda que allá afuera de nuestra aparente zona de comodidades existe algo mas grande que quisiéramos lograr, pero pensamos que eso no es para nosotros. Sin embargo no podemos dejar de imaginar cómo sería nuestra vida si lográramos salir de esa cúpula.

¿Te imaginas que pudieras romper esa burbuja? Imagínalo y creélo… por que lograr eso que anhelas es posible. Y no solo eso: ese sueño es tu único mapa para moverte en la vida. Naciste para lograrlo.

Entonces te preguntarás, ¿cómo puedo salir de ese domo de ideas, si cada vez que lo intento vienen dudas, autosabotajes, miedos?

Cree en ti, sal del dogma y transforma la semilla.

Transformando las ideas

La vida humana es una experiencia de conciencia. Todo lo que nos acontece lo llevamos a un nivel de idea. Nadie, ningún individuo inserto en una cultura escapa de ello. Nos relacionamos con el mundo y sus cosas a partir de juicios, símbolos, imágenes que envuelven el contacto con lo natural e inmediato de la realidad. Así nuestras situaciones acontecen en la mente, en el lugar donde damos el significado a las cosas.
La mayoría de las veces experimentamos desde el nivel de los pensamientos. Recuerda una tarde en que te haya sorprendido la lluvia en la calle, ¿qué sensaciones tuviste? Probablemente tan inmediato captó la piel el correr del agua sobre el rostro se reemplazó la sensación inmediata por una idea, ¿fue agradable? ¿evocó recuerdos? O ¿pensaste que ibas a tomar un resfriado?

Esto es apenas un pequeño ejemplo de las fronteras por las cuales se mueve nuestra perspectiva de pensamientos y acciones. Ese conjunto de ideas que dominaron nuestra experiencia bajo la lluvia forman parte del horizonte de sentido que delimita el curso de nuestras vidas.

Ciertamente es necesario tener una base estructural de ideas, conocimientos, nociones sobre las cosas, es decir un campo interpretativo, pero ¿qué tanto esa forma de pensar nos está coartando nuestra experiencia? En todo caso podría incluso restringir nuestro verdadero potencial. Todos tenemos una percepción de la vida y sus acontecimientos; nuestros pensamientos se mueven dentro de ese campo interpretativo. Reconocer cuál es la perspectiva que tienes sobre tus acciones abre la posibilidad de ampliar nuestras vidas, de modificar todo aquello que se encuentra en caos, pues si bien el horizonte no desaparece se puede desplazar y agrandar conforme nos movemos. Lo que nos haría no solo más comprensivos con el exterior y con nosotros mismos, también nos podría mostrar un nuevo camino de acciones y descubrir otras formas de ser, para encontrarte contigo mismo en el despliegue efectivo de tus dones y virtudes.

Cuántas veces dejamos de probar, de experimentar, de buscar porque nos hemos creado una idea sea de la situación o de nosotros mismos. No, eso no es para míYo no soy bueno para eso… o siempre me pasan este tipo de cosas porque yo soy así… Ideas y más ideas que nos hemos autoimpuesto o que en el avanzar de la vida, sin ser propias las hemos tomado como tales. La experiencia de la vida no tiene límites, las fronteras las ha impuesto el mismo hombre.

Un buen reto es elegir una área de nuestra vida, no necesariamente una situación en conflicto, y cuestionarnos qué pensamos sobre ello, ¿por qué nos sucede eso? ¿por qué somos bendecidos? O ¿por qué las cosas nos cuestan más trabajo que a otros? ¿por qué nos suceden determinadas cosas? ¿qué respuesta damos? Y después concientizar esa idea, y modificarla, es solo un juego, puedo pensar lo que quiera, pero en ese ejercicio nos podemos percatar de lo relativa que es nuestra forma de pensar y de las muchas interpretaciones que podemos tener de una misma situación. Toda idea puede ser modificada, se puede romper.

Quizá puedas plantearte otra forma de ver las cosas. Recuerda la frase del gran poeta místico Rumi:

“Conviértete en el cielo. Usa un hacha contra la pared de la prisión. Escapa.”

Si lo que deseas es crear algo nuevo contempla desde tu estado más puro, sin dogmas ni ideas preconcebidas. No existen arquetipos, sal de todo límite, experimenta, disfruta los caminos. Evoluciona.
-Sabrina T.S.

 

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El inicio del viaje

Hola, soy Sabrina T.S.

Desde hace más de dieciocho años me dedico a la docencia, impartiendo clases de Filosofía, Antropología filosófica, Historia del Arte, labor que he combinado con otros proyectos personales, como la actuación y la promoción de la cinematografía. Sin embargo éste sitio no se trata de mí o de los aprendizajes que he adquirido en esas áreas del conocimiento. Este sitio se trata de compartir un camino que he recorrido desde muy temprana edad, el camino del autoconocimiento y la espiritualidad.

Tendría quizás unos siete años cuando abrí el primer libro de Metafísica. Desde niña me experimenté sorprendida por la forma en que el hombre ha moldeado ésta realidad, una sorpresa que me hacía plantearme cuestionamientos del tipo… ¿es así cómo debía ser la vida?, ¿en verdad estoy aquí para experimentar la vida como ellos lo dicen?.

Sin embargo debido al ritmo vertiginoso de nuestra cultura, terminé por adoptar la forma en cómo nos van educando para estar aquí y formar parte de este todo. Sin darnos cuenta, sin pedir nuestro permiso somos parte de este enramado social que nos dicta una forma de ser y de pensar. Más la inquietud por descubrir qué es esto y para qué estamos continuó allí, palpitando y manifiesta en una búsqueda interna, a veces silenciosa, es decir, no compartida.

En esa búsqueda del sentido de la vida estudié Ciencias Humanas, como una forma de acercarme al pensamiento del hombre, a su  producción de pensamiento, arte, cultura. Así me adentré principalmente a la forma occidental en la cual el hombre ha estructurado la realidad a lo largo del tiempo, pero en un camino paralelo continué leyendo a maestros espirituales, practicando meditación, estudiando filosofías ancestrales. En el trayecto de exploración y auto-reconocimiento he encontrado muchas voces, las cuales me han inspirado a avanzar por ésta experiencia llamada de vida.

Pero la inquietud creció pues incluso desde antes que aparecieran las redes sociales que nos facilitan la comunicación de nuestras ideas, tuve la necesidad interna de escribir sobre éstos temas, pero soy sincera, construí una especie de muralla que mantenía separados los dos paradigmas; no me atrevía aún a romper mi propio paradigma, mi propia estructura de pensamiento. No concebía el fluir entre la filosofía occidental abordada como una ciencia y el aprendizaje de culturas cuyo horizonte de sentido es la espiritualidad.

Continúo enfocando mi visión en ambos paradigmas, pero de algún modo he encontrado esa conexión interna entre ambas posturas. Manifiesto que en ambos caminos continúo siendo un aprendiz… y quizá lo seré por siempre, pero en éste recorrido he aprendido una gran cantidad de conceptos, pero sobre todo he interiorizado una manera de concebir la vida. Aún no sé si ésta es la forma en cómo debía desarrollarse la vida, lo que sí sé es que hemos nacido para tener una experiencia humana, plena, armoniosa; y en esa experiencia humana cumplir una misión específica.

Creo que cada ser humano tiene una misión única, un qué hacer aquí, intransferible, que es suyo por derecho de nacimiento. De allí que la pregunta clave para avanzar por la vida sea ¿cuál es tu misión?,  y justamente de eso se trata este sitio, de que juntos e inspirados por la filosofía de los grandes maestros espirituales avancemos por nuestros caminos para cumplir con nuestra misión propia.

¿Quieres emprender el viaje?

Sabrina T.S.

 

Estamos hechos de la misma materia que los sueños

W. Shakespeare